Creo que esto no debiera ser ley, ya que equivale a legalizar el secuestro de cualquier empresa por parte de los trabajadores que quieran ir a huelga. Esto no solamente es injusto, si no que permitiría la paralización de la economía y el uso político de las huelgas.
Pienso que debe haber formas de facilitar las negociaciones entre los trabajadores y sus empleadores, y creo que sería bueno promover la participación de los empleados en los resultados de las empresas, pero el volver a formas tan agresivas de presión es algo que debieramos evitar.
Finalmente, me parece que la solución final y a más largo plazo es una mayor flexibilidad laboral. Si la empresa cree que un trabajador no le conviene, que lo eche. Y si a un trabajador no le gustan las condiciones, que se vaya. Y que no tema encontrar trabajo en otro lugar. Para que esto funcionara, el Gobierno debe facilitar la instrucción de los trabajadores (con capacitación y la ampliación de la educación universitaria), algo que aparentemente va en camino. Ese sería el ideal. Y por supuesto, las condiciones laborales también deben corresponder a mínimos impuestos por las autoridades.
Por el contrario, organizaciones como la CUT parecen querer todo lo contrario. Rigidizar a las empresas y hacer difíciles los despidos o los cambios. Esto contribuiría a volver menos competitivas a las empresas chilenas, además que me parece en principio injusto ya que las decisiones en las empresas debieran pertenecer principalmente a sus dueños.