Creo que los trenes debieran conservar la decoración original con que fueron dotados en su propia época. Uniformarlos no sólo es un gasto innecesario, si no que les quita a los trenes la originalidad de su período.
"Son los colores institucionales", dice la empresa. No me parece una justificación. Encuentro más onito que los trenes fueran precisamente de un color distinto a los del logo. ¡Pintarlos igual resulta demasiado monotemático!
¿Qué tal celestes? Si de verdad fuera necesario pintar todos los trenes en la misma combinación, la de dos tonos de celeste es la más histórica y representativa del tren subterráneo santiaguino.
Ah, y otra cosa: Ojalá si cambian la decoración, lo hicieran con adhesivos removibles, como la publicidad. Creo que ese puede ser el caso de este tren, porque se asomaban zonas aún celestes.